CASO:
Un piloto, una norma y la seguridad de todos: el impulso de un cambio que llevaba años esperando
El Reto:
Durante años, un país de la región operó sin una definición clara y segura del “tiempo de vuelo”, contraviniendo los estándares de la OACI y exponiendo a las tripulaciones aéreas a extensas jornadas, riesgo de fatiga crónica y condiciones operacionales comprometidas. Aunque en mayo de 2024 la autoridad aeronáutica nacional prepublicó una normativa alineada a los estándares internacionales, transcurrieron más de 11 meses sin avances significativos hacia su oficialización. Esta demora impactaba la seguridad de pasajeros, tripulaciones y la integridad del sistema aeronáutico.
Nuestra Estrategia:
Desde el gremio profesional del sector, diseñamos una estrategia multidimensional que combinó el análisis técnico-regulatorio, el empuje institucional, la visibilidad pública y la articulación política. La campaña fue impulsada por un piloto con más de 10,000 horas de vuelo y una visión clara: no era viable continuar operando bajo un marco legal que comprometía la seguridad operacional y los derechos laborales.
El Viaje Hacia la Solución:
La estrategia comenzó con la elaboración de comunicaciones formales dirigidas a la autoridad aeronáutica, sustentadas con referencias a las Regulaciones Aeronáuticas Latinoamericanas (LAR) y la normativa OACI. En paralelo, se promovió una sesión técnica en el Congreso de la República, donde se expuso el caso ante la Comisión de Trabajo, logrando que varios legisladores comprendieran la gravedad de la situación.
El punto de inflexión fue una reunión de alto nivel con el Ministerio de Transportes, que congregó a más de 30 representantes del sistema aeronáutico: desde operadores aeroportuarios hasta sindicatos y organismos reguladores. Allí se evidenció que el retraso normativo era injustificable. En simultáneo, una campaña mediática estratégicamente orientada posicionó el tema en la agenda pública, generando una presión legítima desde la ciudadanía y los profesionales del sector.
Impacto y Transformación:
Reactivación del proceso normativo tras más de 11 meses de parálisis administrativa.
Posicionamiento del “block time” como un eje de seguridad nacional, más allá del ámbito gremial.
Consolidación del cliente como un actor técnico, responsable y articulador de soluciones.
Fortalecimiento del sentido de unidad entre los profesionales de vuelo, generando cohesión y compromiso gremial.
El Futuro del Cliente:
Aunque la normativa aún no ha sido publicada oficialmente, ya no se encuentra relegada ni olvidada. El compromiso ministerial ha sido asumido públicamente y el proceso avanza bajo una nueva vigilancia ciudadana y técnica. El cliente, gracias al soporte estratégico brindado, se ha consolidado como un referente en materia de seguridad operacional y liderazgo institucional.
Reflexiones del Cliente:
“No era solo por nosotros, era por los pasajeros, por la aviación del país. Y aunque volamos por encima de las nubes, esta vez tuvimos que aterrizar con firmeza para exigir lo justo”.
Lo que Aprendimos:
Un cambio normativo no se logra solo con argumentos técnicos: requiere estrategia, comunicación y convicción.
El conocimiento especializado debe traducirse en mensajes comprensibles para la ciudadanía y tomadores de decisiones.
La seguridad operacional debe ser innegociable, incluso frente a estructuras burocráticas resistentes al cambio.
Rafael Zegarra – Consultor Principal